lunes, 13 de agosto de 2012

El misterio de Valdelagrana


Después de haber ido a la playa de Valdelagrana varias veces este verano (más que nada porque es hacia donde más barato cuesta el tren y la más cercana, no mi preferida, lógicamente), mi mente voladora, libre y filósofa ha llegado a la humilde conclusión de que un fenómeno paranormal campa a sus anchas por este rincón de El Puerto de Santa María. Un fenómeno merecedor de ser estudiado por Íker Jiménez y sus compañeros en el tenebroso programa 'Cuarto milenio', donde en muchas ocasiones se tratan temas mucho más estúpidos que ésto que ocurre a diario en la playa de Valdelagrana.

Al igual que, vayas el día que vayas, a la hora que vayas, en el Polo Norte hará frío, o al igual que en cualquier desierto durante el día hará calor, en este lugar del oceano Atlántico, vayas el día que vayas, y haga o no haga viento en el resto del universo, SIEMPRE hará un viento hiperultradesagradable que te impedirá disfrutar del día de playa que tenías planeado. A no ser que te lleves una tienda de campaña y te encierres herméticamente o construyas una muralla-fortaleza propia de los musulmanes que ocuparon la península ibérica allá por el siglo VIII. Sea de poniente o de levante, el ventarrón será inevitable.

Además, en Valdelagrana el viento no solo te fastidia todos tus preparativos, sino que lo hace de una manera maquiavélica y engañosa. Al bajarte del tren y salir de la estación (o de tu piso si es que tienes un piso allí), surgirán comentarios tipo "pues hoy se va a estar bien, no se mueven ni las hojas de los árboles"... Ingenuos. Conforme vayas avanzando hacia lo que es la playa, percibirás que el viento va 'in crescendo' paulatinamente hasta que, en el momento de pisar la arena, el huracán será más propio de EEUU que de Andalucía. Verás sombrillas volar y dando vueltas a una velocidad pasmosa mientras el dueño de dicha sombrilla aparecerá 30 metros más atrás sacando su faceta Usain Bolt para alcanzarla. Por otro lado, observarás sombrillas colocadas en diagonal casi tumbadas a modo de muralla y gente dentro tratando de cubrirse de los azotes de la fina arena que te da en las carnes y flipas en colores. Y si te entra en los ojos, flipas en colores y 3D. Ingenuos de nuevo, aquellos que se meten casi dentro de la sombrilla, porque en Valdelagrana, amigos, el viento y la arena que lleva cogen las curvas mejor que Valentino Rossi, y si te quiere dar, te da. Si el viento está mosqueao, por mucho que te cubras o por muchas camisetas que te relíes en la cabeza (técnica probada por mí mismo que resultó tan inútil como absurda), te da. Y cuidado con los bocadillos y las bebidas. Aunque todavía no hayas abierto la boca, antes de empezar a comer tus dientes ya estarán crujiendo. En el momento de abrir tu bocadillo de tortilla de patatas, ésta quedará cubierta de arena (a no ser que la cubras con tu vida) y parecerá un bocadillo de tortilla empanada. Las latas de fanta/cocacola/cerveza, etc, son también el objetivo preferido de este diablo que es el viento de Valdelagrana, ocupando toda la parte de la chapa, es decir, donde pones tu boquita para darle el buchazo. Ni el mismísimo Frank de la Jungla sobreviviría allí. Además, al bañarte, el fondo del mar estará tan revuelto que no te verás los pies y el agua estará de un oscuro tipo lago Ness que confianza, lo que se dice confianza, no transmite mucha.

Pero el infierno no termina aquí. Cuando decides marcharte, recoges tus cosas, emprendes el camino hacia la estación, coges el tren (o te metes en tu piso de allí, si tienes) y te plantas en tu casa, pensarás que la pesadilla ha terminado. Ingenuo, una vez más. Aquí es cuando empieza la 'operación buscatierraportubody'. Encontrarás arena incrustada hasta en los lugares más recónditos de tu cuerpo, descubriendo zonas que hasta ese día no sabías ni que existían. Los pliegues de la oreja, los cataplines y lo que viene siendo la raja del culo son los escondites favoritos de la arena, que se quedará allí hospedada el mayor tiempo posible, sin importarle si tu estás de acuerdo o no en la ocupación de tu cuerpo.

Y sí, cada vez le tengo más manía a la playa de Valdelagrana. Aún continúo buscando el motivo por el cual el viento vive perenne en esta playa, llegando incluso a considerar la hipótesis de la existencia de algún ser milenario y mitológico que se esconde detrás del espigón, que según mi mente insana tendría la forma del "cabezón" de art-attack pero 30 veces más grande y cuya única razón de ser es soplar hasta echar a la gente de la playa... Se admiten hipótesis de cualquier tipo, estaré abierto para escucharlas y encontrar la razón del misterio de Valdelagrana.

PD.- Algo parecido ocurre en la barrida del 'Parque Atlántico', aquí en Jerez, sólo que la inexistencia de arena hace mucho más fácil la supervivencia. Aun así, también se admiten hipótesis para descubrir la verdad.

1 comentario:

  1. El año pasado estuve una semana en una playa de Cádiz e iba advertido por el tema del viento. La verdad es que el viento se portó muy bien todos los días excepto uno en el que casi se me lleva por delante. Así que puedo imaginar lo que sientes cuando vas a esa playa. La tacho de mis lugares pendientes de visitar ¿No?

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