sábado, 31 de diciembre de 2011

¡Hasta el año que viene!


En primer lugar decir que al final fallé el día 24 y terminé saliendo con los colegas, por lo que no estuve la noche entera con la familia. Primera vez que lo hago, y fue una noche de ni fú ni fá. Sinceramente, me hubiera quedado en el campo calentito con mis parientes. Increíble, brutal, tétrico, fálico, tántrico frío y humedad en la plaza del Arenal de los jereles. Pero bueno, no estamos aquí para hablar de eso, sino para felicitar el año a los cientos de miles de lectores de Agustisimísimo que seguro ahora mismo están esperando expectantes una felicitación por mi parte. Pues eso, feliz año 2012 a todo el mundo, aunque no para todo el mundo será feliz, aunque esperemos que lo sea para todo el mundo, aunque seguramente para todo, todo el mundo no lo será... tú sabes, a lo mejor sí, ¿no? aquí no hay adivinos, por lo menos todavía, yo que sé.
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En apenas cuestión de dos horas y cuarenta minutos así más o menos estaremos todos -al menos yo- nerviosos delante de la tele, qué tontería, la verdad, ponerse nervioso con 17 años ya por estas cosas, pero bueno... Como siempre, después de las doce campanadas me tiraré un cuarto de hora con un masacote de huvas en la boca que no he podido masticar mientras sonaban dichas campanadas y que cuesta más trabajo tragarse que tó sus mu...
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Dejo atrás el 2011 en el que como acontecimientos más duros se encuentran el fallecimiento de mi abuelo y el de mi perra de toda la vida, pero bueno, la ley de la vida es así. Prefiero quedarme con los buenos momentos y mirar siempre hacia delante, como el viento de levante.
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Después de la cenita en familia y de las mencionadas campanadas, toca una mijita de cotillón con mis coleguis, con que esperemos que transcurra bien la noche y sin altercados, porque van fácil unas mil personas al cotillón. Aunque claro, en caso de emergencia me pongo a reventar cabezas y me quedo solo.
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Sin mucho más que decir, feliz 2012 a todos, y que siga dentro de ustedes el sentimiento garrapatero que me encanta a mi y que me alegra los corazones, ¡un abrazo!
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PD.- Ojalá que no se acabe el mundo, estaría feísimo, con la pechá de estudiar que me estoy pegando...

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